Cómo sobrevivir con 500 euros al mes y en el límite de la pobreza
"Vivo al límite. Pero hay gente que ni siquiera tiene para poder comer. ¿Cómo voy a quejarme?", se pregunta una joven que cobra 540 euros al mes.
"Antes de la crisis ofrecíamos comida a 300 personas diarias", comenta un trabajador social de Madrid que estima en 600 los comensales diarios actuales.
- HÉCTOR GARRIDO 16.12.2011
Lleva una hora haciendo cola en el comedor social de la madrileña calle Canarias. Está aterido de frío. Cubre su cabeza con la capucha de una coreana y aguanta en su mano la cartilla de la Cruz Roja para cuando deba presentarla en la entrada del salón. "Prefiero ser de los primeros en entrar; a esta hora ya empiezo a tener hambre", comenta Julio César, ecuatoriano de 55 años y el primero de una fila de 50 personas que esperan llevarse una comida caliente al estómago en los albores del rigor invernal.
La Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión, estima en un 22,5% los españoles en situación de pobreza. Como él, otras 600 personas han pasado este viernes por un comedor que según Pedro -un asistente social que lleva 14 años ayudando a los inmigrantes en este centro de la Comunidad de Madrid- nació hace dos décadas como refugio de exiliados cubanos. "Antes de la crisis ofrecíamos comida a 300 personas diarias", comenta Pedro mientras adecenta la sala para comenzar a servir a los comensales. "Ahora la cifra se ha duplicado y hemos ampliado la admisión a inmigrantes de cualquier nacionalidad".
La de Julio César es una de las 10 millones de historias marcadas por la pobreza en España. El número lo proporciona la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión, que calcula en un 22,5% los residentes en España que viven en situación de ‘pobreza relativa’ (ingresos mensuales cercanos a 500 euros) o ‘pobreza severa’ (menos de 300). Un porcentaje que confirma el Instituto Nacional de Estadística: su encuesta provisional de Calidad de Vida en 2011 estima que el 21,8% de la población española está por debajo del umbral de riesgo de pobreza. El porcentaje en 2010 era del 20,7%. Y un año antes, del 19,5%.
Parados, estudiantes, jubilados...
"Trabajaba en la construcción, pero con la crisis me quedé en paro y no he vuelto a conseguir un empleo. Ahora vivo con los 426 euros del INEM, pero dejaré de cobrarlos en mayo", teme Julio César. El dinero le cunde poco. Paga 180 euros de alquiler por un cuartucho en el barrio de Simancas. Otros 48 en el abono transporte. Y cumple religiosamente con los 50 euros de cuota mensual por un préstamo de 6.000 euros que pidió al banco para salir adelante.
"Si no fuera porque debo aún 3.500 euros de aquel crédito, me volvería a Ecuador", asegura. La opción de abandonar España -una idea que valora un 64% de los españoles según el Global Talent Mobility Study- no se la ha planteado todavía Silvia, una madrileña de 24 años que sobrevive a duras penas en Móstoles. Sus ingresos -inferiores al 60% del sueldo medio en España- la califican como ‘pobre relativa’ a pesar de que ella sí tiene trabajo. Pero apenas cobra 540 euros por sus seis horas diarias en una Escuela Infantil. "¿Cómo llego a final de mes si pago 250 euros por una habitación en un piso compartido?", se pregunta la joven.
¿Cómo llego a final de mes si pago 250 euros por una habitación en un piso compartido? La respuesta es sencilla. No llega. Al alquiler se le suma el abono transporte (61 euros), los gastos de la vivienda (otros 70 euros), la comida, la ropa o los gastos de la Universidad donde estudia 3º de Enfermería. "¿Ahorrar? Eso es un lujo", protesta Silvia quien, como el ecuatoriano Julio César, se ve obligada a vivir de prestado con los bancos. La última vez pidió 150 euros que devolverá con su correspondiente interés. Así que complementa su sueldo como puede. Hasta actuando de payasa.
"Me pagaron 20€ por 45 minutos de clown en una fiesta. ¿Cómo voy a rechazarlo?", explica. "Vivo al límite. Pero hay gente que lo está pasando peor y ni siquiera tiene para poder comer. ¿Cómo voy a quejarme yo?", se pregunta mientras piensa en los 4.420.462 desempleados que existen actualmente en España o en aquellos jubilados que cobran una pensión minúscula y están apartados del mercado laboral
Llevo esperando año y medio a que el Ayuntamiento me responda a la ayuda que pedí. El segundo caso (el de la pensión reducida) lo sufre Antonia, una vecina de Badajoz de 74 años que apenas ingresa 500 euros el mes. Ella, como Silvia, también es una ‘pobre relativa’. Y su caso se repite con demasiada frecuencia en Extremadura. Según las cifras del sindicato UGT, el 60% de los mayores extremeños de 65 años no superan el umbral de la pobreza y están en riesgo de exclusión social. Sólo Galicia presenta peores cifras. "Con ese dinero debo pagar los gastos de la casa, el seguro de ‘los muertos’, la comunidad, las medicinas... afortunadamente soy mayor y como poquito, así gasto menos en la compra", explica la anciana con sorna.
¿Y la ayuda a la dependencia? "No la cobro todavía", comenta Antonia sobre un retraso que sufren uno de cada tres españoles que la tienen reconocida. La Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales ha advertido además que en noviembre murieron más personas dependientes de las que ingresaron en el sistema. "Llevo esperando además un año y medio a que el Ayuntamiento me responda a una ayuda que les he solicitado, pero sigo en lista de espera", protesta esta vecina de Badajoz que se quedó viuda a los 41 años.
Sin esperanza
El cambio de Gobierno tampoco les inspira mucha confianza a ninguno de los tres. "Para los pobres nunca cambia nada, no tengo ninguna esperanza en que vayan a duplicar mi pensión porque el Partido Popular vaya a gobernar", afirma Antonia. Tampoco Julio César tiene más objetivo que terminar de pagar su deuda con el banco y regresar a Ecuador. "Para sufrir aquí, prefiero hacerlo en mi país", asegura este exempleado de la construcción, uno más de los 1,9 millones de parados de larga duración (el 49,3% del total de desempleados en España) según los datos de la agencia Manpower.
Mucha menos esperanza muestra la mostoleña Silvia, que está empezando a abrirse paso en el mercado laboral y sin embargo no vislumbra más que una oscura borrasca en el camino. "He trabajado de jardinera, enfermera, conductora, monitora de rappel... pero ahora hay 3.500 personas solicitando en Internet un mismo puesto de mierda", comenta disgustada. ”¿Qué esperanza de mejora voy a tener?”.
Por favor,
pásalo. Se valiente
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