"En boca cerrada no entran sus moscas"
Con algo de retraso, pero siempre pillé el siguiente
tren para llegar al destino que quería. Y mi destino es dejar clara mi opinión
sobre el comunicado de hace unos días de los “amigos” de CCOO.
Me parece fantástico que valoren el convenio entre
Ayuntamiento y Unión de Hermandades. Me parecen fantástico que la sangre la
tengan como un cazo de agua caliente en la vitrocerámica, seguramente, porque
ese dinero al fin y al cabo para la iglesia, los capillitas y los cofrades. Lo
de siempre vamos, los de los pasitos, los de las figuritas de madera… todo eso.
Sé cómo piensan ciertos sectores de la sociedad, sé cómo se piensa en la otra
orilla del río. Respetable y asumible. Y el que no lo asuma es que es retrasado
en su visión moderna de la sociedad donde hay sitio para todos.
Eso sí, el famoso comunicado que perfectamente pondría
haberlo redactado el guionista de 'El Intermedio', carece de alma. Y no tiene
alma porque es un ataque sin contemplaciones a un colectivo que sí la tiene, y
que aunque se peleen entre ellos y muestren las miserias del ser humano con
devociones de por medio, harán y seguirán haciendo a nivel social mucho más que
banderitas, pancartitas y pititos con los que ustedes obsequian a los que
supuestamente defienden ante el político.
Las hermandades recaudan toneladas de alimentos,
ayudan a cientos de familias y están en permanente contacto con los problemas
de cada barrio. De sus barrios. Crean riqueza y puestos de trabajo con su
patrimonio, con sus monumentales templos y sobre todo con su puesta en escena
en la calle, donde si el tiempo lo permite hacen que miles de familias tengan
la oportunidad de solventar en sus libros contables el boquete de enero y
febrero.
Y si ustedes tuvieran dignidad no habrían realizado
ese comunicado para seguir alimentando el fuego. Si ustedes tuvieran nobleza,
deberían de presentar sus cuentas que yo como ciudadano me encantaría
conocerlas. Si ustedes me permiten, les diré como trabajador, gracias a Dios,
que si algún día necesito alguien que me defienda jamás acudiré a ustedes
porque no les creo. Nada de nada.
Y si ustedes me permiten, les diré una última cosa
más; cuando el trabajador y su familia se cansan de ondear sus banderitas de
plástico porque no hay mas salida… siempre les quedará la mano tendida de una
hermandad o de la Iglesia para poder llevarse algo a la boca. Porque salvo que
me corrija alguien, todavía no les he visto repartir huevos y leche en la
puerta de su sede, ni hacer maratones solidarios ni ninguna obra que repercuta
de manera periódica a la nutrición del necesitado.
Tomen buena nota, cierren la boca y dedíquense a lo
que supuestamente mejor saben hacer. ¿Qué es...?
Por Á. O.
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