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lunes, abril 15, 2013

Nos toman por gilipollas

Nos toman por gilipollas
NOTA del
Me he tomado la libertad de hacer que este escrito realizado por La Voz del 38 se conozca en toda su amplitud. Las críticas cuando son constructivas no se deben dejar en el cajón del olvido porque sería una verdadera pena, en el presente alegato podemos comprobar lo que muchos decimos y pensamos, pero no sabemos pasarlo a un papel para su disfrute y compresión. Aquí vemos como va narrando en su alegación sindical la verdadera trama que vivimos los vigilantes en la actualidad. Ellos, como bien dice, no creen “gilipollas”, pero hay de ellos en su pobreza de compresión y visión de futuro, nada saben de él, nos vendieron el pasado, siguieron con su venta en el presente, más el futuro sólo lo han empeñado no sólo el nuestro, el suyo también, pronto vendrán los procesos electorales en las empresas, es ahí, dónde pagarán su poca visión y su falta de escrúpulos. No olvidamos, entendemos, pero no olvidamos, ni queremos, pero eso sí, os esperaremos.

Seguidamente puedes leer el formidable escrito que lleva por título “Nos toman por gilipollas”:
De esto no cabe duda. Lo que no queda claro es la causa; creen que lo somos y en consecuencia actúan, o lo que sería mucho más grave, lo somos y de ello se aprovechan. Y es que algo de ello ha de haber, cuando tras décadas de engaños y de negociaciones con claros y serios perjuicios para nosotros siempre in crescendo, seguimos dejando que los de siempre nos sigan, hablando en roman paladino, jodiendo.

Yo desde hace prácticamente tres años estoy ejerciendo de sindicalista, o lo intento, pero tengo que decir que ahora mismo me da vergüenza decir que ejerzo esa actividad en voz alta. Es tal el desprestigio al que se ha llevado esta actividad, que siento verdadera vergüenza, pero no propia sino ajena. Yo tengo las manos atadas, y me duele no poder hacer nada, pero sois vosotros los vigilantes que seguís votando a UGT, CC.OO. USO, ATES, etc. los culpables de nuestra situación, y eso también me da vergüenza ajena.

Sabemos, porque no para de publicarse, la corrupción de miembros de los sindicatos generalistas. Sabemos que hay y siempre ha habido altos cargos en las empresas que son dirigentes de UGT y de CCOO, sabemos que forman parte de los consejos de administración de entidades financieras, entre ellas y muy en particular, cajas de ahorros. Sabemos que alguno está en la cárcel –menos de los que deberían estar a mi parecer- por delitos serios, como es el caso del ex-sindicalista de UGT Juan Lanzas preso provisional cuando escribo esto por el muy de actualidad caso de los ERES fraudulentos.

Se trata de sindicatos muy subvencionados desde siempre, que para nuestro sector no tienen ni sección propia, por lo que nos engloban en subgrupos con denominaciones tales como “actividades diversas”. ¿Cómo puede un trabajador de la seguridad privada esperar que esta gente pueda defender nuestros intereses? Para tener una mínima confianza en que lo hiciesen deberían financiarse en exclusiva de las cuotas de los afiliados, pero como no es así, es lícito pensar en que carecen de independencia, y de que han de obedecer a un amo que no somos nosotros.

Si somos gilipollas, nos creeremos lo que nos digan y como buenos corderos que somos, a tragar el pasto que nos pongan bajo el hocico sin rechistar, pero si no lo somos, tendremos claro que no nos representan, y que nos venden sin atisbo de vergüenza, y a estas alturas ya sin disimulo. ¿Cómo se puede explicar que de nuestro sueldo de auténtica miseria pese a la labor de alto peligro que desarrollamos se nos quite dinero descaradamente de las pagas extras? Porque para mí y para la inmensa mayoría de habilitados, esas pagas suponen un ligero alivio para nuestras muy maltrechas economías tres veces al año. Porque para muchos supone un dinero que ayuda algo a sobrellevar los dos o tres meses siguientes a los que no se llega con el sueldo pelado, porque muchos usan ese dinero para aquellos gastos extras imposibles de asumir con nuestros sueldos. Y no me refiero a lujos, me refiero a cosas como la revisión del coche –ese que no pocas veces nos vemos obligados a usar para ir al trabajo-, a pagar los seguros del hogar o del mencionado coche, a veces para pagar al dentista, los libros del colegio de los niños, etc. siempre necesidades de primer nivel. Porque en eso lo gastamos. Pocos son los afortunados que pueden destinar ese dinero a irse de vacaciones o a darse algún capricho.

Pues amparados en las mentiras de siempre, los que se supone nos representan, los falsos sindicalistas, les han regalado a las empresas parte de ese dinero que es nuestro por derecho y que es el pan de nuestros hijos, el sustento de nuestra familia. ¿Cuál es la falacia que argumentan?, pues la disminución del beneficio, ojo no pérdidas, de las empresas de seguridad privada acompañado de la amenaza de siempre; los despidos. Nos mienten diciendo que nos quitan nuestro dinero para evitar despidos –falso y miserable argumento repetido hasta la saciedad desde hace 30 años- cuando resulta que desde que empezó la crisis, la principal empresa de Aproser, Prosegur, no ha dejado de aumentar beneficios superados año tras año hasta hoy. Y no es solo ella. 

Acompañan el engaño con el otro argumento de que quitarnos nuestro dinero sirve para seguir teniendo un convenio nacional que evite los descuelgues. ¿De verdad eso va a evitar los descuelgues?... los que no somos gilipollas sabemos que no. Pero es que la obligación de los sindicatos es luchar contra los descuelgues que ya se han producido, los que se siguen produciendo y los que se van a producir pese a existir el convenio nacional, convenio violado ya varias veces, siempre para perjudicarnos a los trabajadores.

Los que sabemos todo esto no deberíamos ser considerados gilipollas, pero como lo consentimos, ¿qué otro calificativo nos merecemos? ¿Por qué consentimos que los liberados y demás chusma vividora nos sigan jodiendo a sabiendas, ahora hasta con descaro, sin correrlos a gorrazos? Porque estoy convencido que ellos no sobreviven con los mil escasos euros que llevamos a casa los trabajadores honrados, o nunca firmarían esos robos a nuestras nóminas. ¿No será que nos toman por gilipollas, simplemente porque lo somos? 
LA VOZ DEL 38
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