El día de la Seguridad Privada. ¿Estamos seguros?
21.05.2013 Carlos Saiz. Socio de Ecix
Hoy, 21 de mayo, se celebra en España el día de la
Seguridad Privada, tras haber sido establecido recientemente mediante la Orden INT/704/2013,
de 10 de abril. Parece que se ha elegido el 21 de mayo porque tal día como hoy,
hace casi 500 años, el Rey Carlos I promulgó la primera norma de seguridad
privada en España.
Cinco siglos después, el sector de las empresas de seguridad privada factura 3.600 millones de euros y emplea a 90.000 personas, a las que hoy toca felicitar, ya que la finalidad del establecimiento del Día de la Seguridad Privada es “reconocer la trascendental labor desarrollada por la seguridad privada e impulsar la divulgación de su utilidad social, sensibilizando a la sociedad sobre su contribución a la mejora de la seguridad común como colaborador indiscutible de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”.
El art. 17 de nuestra Constitución establece en su
primer párrafo que “toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad”,
y aunque el monopolio de la seguridad pertenece al Estado, en el año 92 se
promulgó la Ley de Seguridad Privada, Ley 23/1992, para integrarla
funcionalmente en la seguridad pública, como servicios complementarios y
subordinados a ésta, debiendo auxiliar y colaborar con las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad.
Actualmente se está trabajando por el Ministerio del
Interior para promulgar una nueva Ley de Seguridad Privada, cuya pretensión es
adecuar la legislación de hace 20 años a un sector que ha evolucionado de forma
exponencial y donde se recogerán aspectos problemáticos y que han sido sonados
en prensa, como el control de las investigaciones de detectives privados (p.e.
caso de Método 3).
Sin embargo, una de las asignaturas que hasta ahora
estaba pendiente, y que parece que también lo seguirá estando en la futura
nueva Ley, es la seguridad de los ciudadanos en la red. La Ley de Seguridad
Privada ha estado absolutamente centrada en la protección de bienes y personas del
mundo real, tangible, off line. El nuevo paradigma en el que vivimos hace que
tengamos una gran dependencia de las tecnologías, y en concreto del teléfono e
Internet. Cada vez tenemos más “vida digital”, ya que compramos por Internet,
dialogamos por Internet, compartimos cosas con amigos y desconocidos, accedemos
a nuestras cuentas bancarias, etc.
Si lo vemos desde el punto de vista empresarial, las
compañías suelen utilizar los servicios de seguridad privada para proteger sus
edificios y las personas que trabajan allí. Pero desde hace dos décadas, casi
todas las compañías tienen que proteger un activo con mayor valor incluso que
los inmuebles que posea: la información.
El hecho de trabajar en red, y con multitud de
dispositivos móviles hace que por supuesto se multipliquen las amenazas y los
ataques en ese entorno. Y esas batallas del mundo on line tienen mucho que ver
con la protección de personas y bienes, pero no tienen mucho que ver con
guardas de seguridad, cámaras y escoltas. De hecho, la necesidad de seguridad
de la información hace que exista más presión normativa para las
organizaciones, obligándolas a implantar controles y medidas para evitar que se
causen daños a sus accionistas, clientes, usuarios, trabajadores, etc.
Mencionemos como ejemplo la normativa de Protección de Datos, Protección de
Infraestructuras Críticas, Esquema Nacional de Seguridad, etc.
Sin duda, en España existen grandes profesionales y
compañías especializadas de Seguridad de la Información. Asimismo, las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado están haciendo un buen trabajo desde sus
unidades especializadas en “ciberdelitos”. Pero la pregunta es: ¿es esto
suficiente para enfrentarnos a lo que está por venir?
Bajo mi punto de vista quedan muchas líneas en las que
avanzar en materia de Seguridad Privada “Digital”, entre las más importantes:
a) un marco jurídico internacional que facilite la cooperación entre Estados y
la persecución de delitos informáticos, b) diseñar un entorno real y operativo
de colaboración entre empresas y Fuerzas de Seguridad del Estado, compartiendo
información sobre ataques, atacantes, medidas defensivas, etc. c) potenciar en
las empresas el establecimiento de marcos de cumplimiento normativo (Compliance
Programs) basados en riesgos, y d) promover de forma continua la concienciación
sobre la importancia de la seguridad de la información y los riesgos de la red,
especialmente en menores.
Como conclusión podemos decir que hoy no se puede
afrontar la regulación de la seguridad privada off-line sin tener en cuenta
Internet y el mundo digital. Ambos caminos se han cruzado y fusionado en un
entorno que podríamos llamar la nueva Telepolis, donde el estado debe proteger
la información y sobre todo a las personas.
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