Cual profeta me ha llamado que yo le he escuchado
Por aquel entonces, viene D Manolo desde Pajaritos a Santa Sabina y se presenta a los que allí se agrupaban para que oyeran su voz, pero Él dentro de su inmensa humildad les dice:
“Soy yo el que necesita oíros, por eso os he llamado”
Entonces los receptores de su palabra se dirigieron a Él con imploración y le solicitaron:
Nosotros somos los que hemos acudido a tu llamada para oír las buenas nuevas, que tu voz y tus palabras retumben en toda la Santa Sabina y nos llene de esperanza”
D Manolo, les contestó:
“Yo soy aquél, ése o el otro, pues estoy en todos vosotros, os llenaré de oración, plegarias ya que sois los elegidos para recibirlas”
Al oír los congregados en Santa Sabina tan sabias palabras quedaron expectantes y como si no hubiera un alma, se hizo el silencio y, de esta manera, dirigir esos atisbos de iluminación que radiaba D Manolo. Hecho el silencio, se oyó una voz entre la espesura de los allí hallados y como un ruego desgarrador pronunció:
“Háblanos, queremos escucharte, llénanos de tu verborrea”
Él, D Manolo, aquél que su segundo apellido empieza por la letra muda “H”, extendiendo los brazos en cruz, con las palmas de la mano abiertas, entreabrió su labios y empezaron a brotar tantas palabras bellas que sus oyentes quedaron por momentos anonadados, atónitos, volviendo el silencio, pues Él orador hizo una pausa extensa.
En eso, los aforados en el templo de Santa Sabina estaban en un éxtasis febril momentáneo por las palabras que engullían sus pabellones auditivos, cuando se calmaron, se volvió a oír la voz del maestro, D Manolo, ése que su segundo apellido empieza por esa hermosa letra muda “H” y empezó a nombrar a los elegidos para su gloria, uno a uno fueron a su encuentro para recibir el esperado premio, unos el reloj, otros la placa, pero los más alegres y contentos eran los que recibían del maestro, de Él, la palmadita en el hombro con la que le acompañaba una frase personalizada: “eres el mejor, sigue así, con tu esfuerzo se levanta la empresa”.
Congratulados por tanto honor recibido por parte de Él, del maestro, Él orador, aquél que no peca y que es llamado D Manolo, este último, no el último, pues Él es el UNO, el primero, les invito a un ágape restaurador de fatigas acumuladas por oír sus expensas , de está manera, degustaron los famosos canapés y esos sandwiches de “RODILLAS”, no de Rodilla.
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