Los universitarios españoles son los que menos cobran y los que tienen peores trabajos de Europa
2011-02-12
D. Soriano / Luis F. Quintero
Ana Cristina es una joven andaluza de 24 años y licenciada en Psicología por la Universidad de Granada. Además, es Máster en Terapia Sexual y de Pareja y está cursando actualmente un Máster en Igualdad de Género en las Ciencias Sociales y otro de Psicología Clínica Legal y Forense.
Pero la situación de Ana Cristina comienza a ser desesperante. Su título universitario y sus tres postgrados no le están sirviendo de mucho en España. Actualmente trabaja de forma esporádica en un catering y como monitora de ocio y tiempo libre. Actividades por las que gana, en el mejor de los meses, menos de 500 euros.
Sigue intentando encontrar un empleo como psicóloga, pero "es que necesito para mantenerme, así que estoy dejando currículums en bares para trabajar de camarera. Lo primero es mantenerme económicamente, luego espero poder avanzar".
El drama de los universitarios españoles
Más del 40% de los licenciados ocupa puestos no acordes con su categoría profesional y su sueldo es casi la mitad que el de sus coetáneos europeos.
Los universitarios españoles son los que menos cobran, peores trabajos encuentran y más tardan en establecerse de Europa. Si ésta es, como aseguran los políticos, la generación mejor preparada de la historia de España, entonces el drama es doble: porque muchos de los mejor preparados de ese grupo son los que peor lo están pasando con la crisis. Los expertos empiezan a hablar de una generación perdida y cada vez está más cerca que ese negro vaticinio se haga realidad.
Seis gráficos para una foto demoledora
La fotografía que se vende desde las tribunas políticas sobre los universitarios españoles es la de unos jóvenes modernos, dinámicos, preparados y dispuestos a batirse el cobre con sus coetáneos alemanes, franceses o suecos, a los que pueden mirar de igual a igual en cuanto a capacitación y conocimientos. Sin embargo, esa imagen oculta otra realidad, que a los líderes españoles no les gusta mostrar, quizás porque son sus leyes laborales, económicas o educativas los que han contribuido a forjarla.
Los siguientes seis gráficos explican mejor que ningún sesudo análisis qué les está ocurriendo a los licenciados españoles y por qué muchos de ellos están emigrando o están abiertos a cualquier oferta que les aparezca en el exterior y que les permita mirar al futuro con un optimismo que no encuentran en su propio país.
Este gráfico es el único que muestra a España en una posición destacada frente a sus vecinos. El porcentaje de la población de entre 25 y 34 años que ha completado una educación terciaria (universitarios) es cercano al 40%. Está por encima de la media de la OCDE y muy cerca de la mayoría de los países de su entorno.
Es más, el gráfico es una demostración de lo mucho que ha avanzado el país en los últimos treinta años, puesto que compara los licenciados con entre 55 y 64 años y los que tienen entre 25 y 34. La flecha española es una de las más largas de la imagen: esto quiere decir que es uno de los países donde más se ha avanzado en este terreno y donde más ha crecido el porcentaje de estudiantes en las facultades. El problema es que viendo los gráficos posteriores, puede que muchos universitarios se pregunten ¿y para qué?
¿Y para qué, con estas tasas de paro juvenil? En esta ocasión, España destaca, pero entre los países con mayor tasa de paro juvenil en casi todos los segmentos estudiados. En cuanto a la tasa de paro juvenil de entre 25 y 34 años sin estudios, tan sólo República Checa registra peores tasas que la de España (28,1%), según los datos reflejados por Eurostat y correspondientes al segundo trimestre de 2009.
Entre los jóvenes con estudios de grado medio, España está a la cabeza con una tasa de paro juvenil del 18,8%. Es decir que 2 de cada 10 jóvenes españoles con estudios de grado medio estaban en paro en el segundo trimestre de 2009. En esta categoría, la diferencia con los países de nuestro entorno es sonrojante. Superamos incluso a países como Letonia o Lituania donde esta variable alcanza el 17%.
Si nos fijamos en la columna de la izquierda, donde aparecen las cifras correspondientes a los jóvenes mejor preparados, con estudios superiores y universitarios, vemos que la tasa de paro en España tampoco tiene rival (11,8%). Al mismo nivel de Grecia (11,7%), España ostenta la mayor tasa de paro entre jóvenes que tienen de 25 a 34 años y que poseen estudios superiores. Es decir, esa "generación mejor preparada" de la que tanto se enorgullecen nuestros diputados nacionales. Pero no queda ahí la cosa, ya que el panorama para los que encuentran trabajo tampoco es esperanzador.
Como decimos, el problema no se queda en las dificultades para encontrar trabajo de los jóvenes en España. El siguiente gráfico muestra el porcentaje de jóvenes de entre 25 y 29 años que poseen un título de educación superior y que trabajan en empleos por debajo, o muy por debajo de su cualificación profesional. Como vemos, en España volvemos a estar a la cabeza. Más del 40% de los jóvenes con estudios superiores y que logran un trabajo, lo hacen en puestos inferiores a su categoría profesional. La media de la OCDE no llega al 25%.
Es decir, no sólo en España tenemos la tasa de paro juvenil más alta de los países desarrollados y el número de licenciados universitarios mayor de nuestro entorno, sino que el porcentaje de jóvenes con estudios superiores y empleos de categorías inferiores a su formación, es también el mayor de los países desarrollados.
El gráfico 3 se completa con la información que nos ofrece el 4, elaborado por Fedea, con datos de OCDE y Eurostat, en el que se establece una comparativa por coste laboral de los universitarios europeos entre 24 y 25 años.
Así, y atendiendo a los datos que ofrece el gráfico anterior, podemos concluir que España es uno de los países, junto a Grecia y Portugal, donde más barato se paga a los universitarios con empleo. Esto quiere decir, que no sólo en España es donde más universitarios tenemos trabajando en empleos de menor cualificación, sino que los jóvenes españoles con estudios universitarios que logran encontrar un trabajo, tienen remuneraciones bastante inferiores a los vecinos de Noruega, Alemania, Bélgica, Italia, EEUU o Noruega.
Si dejamos a un lado los estudios de los jóvenes españoles y nos fijamos en los contratos que encuentran, descubrimos que también en esto estamos a la cabeza, en este caso de la Unión Europea. Según un reciente informe de Eurostat, y atendiendo al gráfico número 5, encontramos que España es el país con un mayor porcentaje de jóvenes entre 15-24 años y entre 25-29 años con contratos temporales. Un porcentaje muy superior al de los países de nuestro entorno.
Por último, si nos comparamos con los motores europeos, Francia y Alemania, nos damos cuenta de que, en España, nuestros jóvenes casi rozan la treintena antes de abandonar la casa de los padres. En el caso de las mujeres, lo hacen cuando ya han cumplido los 28 años, y los hombres cuando cumplen los 29. En el caso de Alemania y Francia la cosa cambia.
Las mujeres alemanas se van de casa cuando están a punto de cumplir los 24 años y los hombres alemanes con 25 recién cumplidos. En Francia las mujeres abandonan el hogar familiar con 23 años y los hombres con 24.
Es decir que en España, al no tener trabajo, ni perspectivas ni un salario decente, nuestros jóvenes esperan a rozar la treintena para plantearse un proyecto vital.
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